Dime a que huele tu espacio y te diré que energía tiene...
Un aroma es capaz de cambiar el estado de ánimo de la persona que lo percibe y provocar una sensación agradable y relajante o, por el contrario, deprimente, ya que se origina una reacción fisiológica cuando el perfume entra en contacto con el organismo. Las fragancias se han utilizado para crear emociones desde hace mucho tiempo. Según el Informe sobre Olores, producido por el SIRC, existe un vínculo entre el sistema olfativo y la sección límbica del cerebro, que es considerada como el asiento de las emociones. Ciertos aromas estimulan las hormonas que influyen en las emociones y que a veces provocan desequilibrios en nuestros cuerpos. Todos tenemos un aroma que nos trae buenos recuerdos: una fragancia de infancia, de un lugar concreto o que nos recuerda a una persona. Los aromas nos transportan a situaciones agradables (o todo lo contrario).